La animación 3D en España se desanima

Dicen los mecenas de la producción de cine animado en 3D de España que la industria se está derrumbando debido a la crisis actual y la  piratería sufrida en Internet. Todo nace a raíz de la desaparición la pasada semana de Dygra Films. Este tipo de aseveraciones las realizan diferentes  dueños de estudios de animacion importantes del sector. Está claro que no vamos a quitarles la razón: la piratería es un hecho irrefutable. La cuestión a dilucidar es saber dónde se encuentran los piratas, en los mares, en este caso del norte, o en tierra firme.  Hay sombras y luces, como veremos a continuación.

Y siguiendo con el símil, veamos por qué el barco de bandera negra Dygra  se encuentra bajo las aguas indulgentes del océano comercial. Antes de nada seamos justos: fueron  ellos los pioneros del cine animado en 3D en España y escuela de tantos talentos que hoy pueblan los grandes estudios de animación del mundo (lejos de España). Dicho esto, veamos en qué tipo de caladeros intentaba “pescar” dicho pecio.


Abuso del localismo

Las temáticas de sus largometrajes siempre ha  versado sobre Galicia, su primera película ‘El bosque animado’, largometraje basado en la novela de Wenceslao Fernández Flores, ‘El sueño de una noche de San Juan’, versión gallega de la novela ’El sueño de una noche de verano’, de William Shakespeare, ‘Espíritu del bosque’, ambientada en bosques gallegos y temática ambientalista. Dirán ellos que fueron motivadas por sus vivencias y la influencia de la tierra, pero apesta a localismo subvencionado por la Xunta de Galicia,  las televisiones autonómicas, o el IGAPE. Y aquí radica el verdadero expolio de este tipo de productoras.

El producto  es de bajísima calidad y las temáticas no pueden tener alcance internacional al ser tan locales, lo que redunda en recaudaciones en taquilla inferiores al  10% de su presupuesto, normalmente muy altos ya que la animación 3D es muy costosa y lenta. Pero llegaron los recortes y a mamá Xunta se le terminó la leche y claro está Dygra y su “cine” no pueden vivir de el espectador, porque, seamos claros, si alguien va al cine a ver animación elige Pixar, Dysney  o Dreamworks y, si piratea el producto, también prefiere bajarse ‘Wall-E’ en lugar de ‘El bosque animado’. ¿Quién en su sano juicio va a compartir en Internet estos “golosos” subproductos o qué padre incauto intenta bajarlas de la red? Pero incluso si alguien osara a hacerlo, se podría decir que descargárselas de la Red no es más que un acto de reintegro cultural, ya que ese cine ya se pagó previamente vía impuestos.

¿Quién es pues el verdadero pirata?

Primero, la mala gestión del valor humano, principal motor de un estudio. El presidente  fundador de Dygra ha sido denunciado por  11 trabajadores y ex empleados.  Alegan que la empresa de animación les adeuda el sueldo de 12 meses pese a haber recibido un crédito del Igape por 3,1 millones de euros. Y durante los últimos años ha tenido a más de 70 trabajadores  con retrasos en los pagos durante meses, eso sí manteniéndoles  con la ilusión de que trabajaban en un importante proyecto de animación. Es decir, explotación y destrucción de la ilusión de tantos artistas que desean que la animación en España se mantenga. Pero esto a Manuel Gómez no parece irritarle tanto como la “piratería” cibernética, del griego Kybernetes  timonel en tiempos de Homero, paradójico será que en esta Ilíada del pixel animado en España  sean los usuarios de la rRd los que al final dirijan la nave hacia algún puerto.

Las subvenciones como fuente de ingresos

Como ejemplo veamos a Julio Fernández, presidente y fundador de Filmax y Bren, alguien que se atreve a decir: “Hay que combatir la piratería con la misma fuerza que la pederastia”, alguien imputado por apropiación indebida de 50 millones de  euros: es perfecto tener un enemigo anónimo que tape tus miserias  y tus fracasos en taquilla, El último producto de Bren  ‘Donkey Xote’, copia burda de Shrek  a la española/gallega en el que esa “x” piratea muchos euros de la Xunta. Otro ejemplo más lo tenemos en ‘El lince perdido’ (Kandor Moon, Granada), otro fiasco subvencionado por la Junta de Andalucía.

Con esto y todo podríamos decir que mientras la “industria “ del cine de animación u otro cine dependa del Ministerio de Cultura y no del de Industria como correspondería, continuarán los filibusteros de turno haciendo producciones nada rentables, localistas o españoladas cómo ‘Tadeo Jones’ (LightBox Enterteiment), refritos de títulos ya consagrados (‘Indiana Jones’).
Algo de luz  
Si algo de calidad destilan algunas producciones es debido a la gran cantidad de artistas y profesionales que reman en  la producción del sector CG  (Computer Graphics ). Véase el caso de ‘Planet 51’ (Ilion Animation Studios), que reunió a lo más selecto de las bancadas de la animación 3D en España. Con un prepuesto de 60 millones de euros (de dinero privado) y temática nada localista para poder competir con las grandes y estrenar en EEUU. Pero llevó 7 años crear el estudio y finalizar la producción, por lo que tampoco fue tan rentable como se esperaba. Eso sí, su calidad visual estuvo a la altura de la Pixar.

Otro ejemplo de calidad y buen hacer es The Spa Studios, que se dedica a la preproducción de películas de animación, como  ‘Despicable Me’ (‘Gru, mi villano favorito’) o ‘Rio’, es decir creado con talento del pais y vendido a una gran productora como Universal Studios, donde el sistema de producción es absolutamente profesional, la finaciación privada es y la rentabilidad incuestionable. Aquí, una charla explicativa del proyecto por su creador Sergio Pablos.

El resultado final de este despropósito ibérico: la fuga de genios y grandes profesionales a las grandes compañías donde se paga bien, y se respeta al artista como en Pixar, Dreamworks, Dysney,  Bluesky, Weta, Animal Logic, Doctor D, ILM,  y tantas otras  donde lo importante el la rentabilidad y la calidad final del producto. Y por otro lado el hundimiento y desaparición de los ya pocos estudios que hay en España. Si hay que subvencionar algo que sea la educación artistica y sus escuelas. Saturnino Cronopio.

Fuente: cookingideas