En la primera entrega de mi diario de
diseño os hablé del origen del juego y de ciertas decisiones que tuve
que tomar para adaptar Dragon Age: Origins al mundo de los juegos
de rol de mesa. Esta vez quisiera comentar la mecánica básica del juego
para que podáis haceros una idea de cómo es.
Vamos a empezar por lo principal: la tirada de atributo. Los personajes de Dragon Age: el juego de rol
están definidos por ocho atributos: Astucia, Comunicación,
Constitución, Destreza, Fuerza, Magia, Percepción y Voluntad. Seis de
ellos los reconoceréis del videojuego Dragon Age: Origins. A esos
les he añadido otros dos, Comunicación y Percepción, para reflejar los
aspectos que el videojuego trata de distinta manera (el flujo de
diálogos, por ejemplo). Los atributos de un personaje inicial pueden
tener valores que oscilan de –2 a 5, siendo 1 la media. Cuando un
personaje intenta realizar alguna acción que entraña la posibilidad de
fracasar, el jugador que lo controla debe hacer una tirada de atributo.
Para ello se tiran 3d6, se suman los resultados y luego se les añade el
valor del atributo utilizado. El total es el resultado final de la
tirada, que ha de compararse con un valor numérico fijo (o con el
resultado final de la tirada de otro personaje si se trata de una tirada
enfrentada).
Tirada = 3d6 + atributo
Me
decanté por tiradas de 3d6 por la estupenda curva de distribución que
suponen. El dado de veinte caras es ya un clásico, pero las
probabilidades de obtener cualquier resultado concreto son siempre del
5%. En lo relativo a la mecánica esto significa que el maestro
espadachín Sir Molamucho puede errar golpes contra los adversarios más
patéticos. La curva de distribución de los 3d6 también contempla
resultados extremos, pero es mucho mayor la probabilidad de sacar
resultados intermedios; aproximadamente el 70% de los resultados de una
tirada de 3d6 caen dentro del intervalo de 8 a 13. En la práctica, esto
se traduce en que un individuo con una habilidad superior tiene más
posibilidades de triunfar en una competición, que es como debería ser.
Aun así, todavía existe lugar para éxitos y fracasos espectaculares.
A estas alturas, los roleros más veteranos quizá se pregunten si Dragon Age: el juego de rol
posee algún sistema exclusivo de habilidades. La respuesta es no; en su
lugar cuenta con lo que llamamos “concentraciones de atributo”.
Básicamente, cada atributo posee una serie de especialidades concretas
denominadas concentraciones. Por ejemplo, Sigilo y Montar son dos
concentraciones del atributo Destreza. Estas concentraciones se derivan
del trasfondo y la clase del personaje, y poseen un efecto muy sencillo:
si posees una concentración que puede aplicarse a una tirada de
atributo, recibes una bonificación de +2 a dicha tirada. Así, la fórmula
completa de las tiradas de atributo es la siguiente:
Tirada de atributo = 3d6 + atributo + concentración
Cuando
se pide una tirada de atributo en una aventura, se indica entre
paréntesis la concentración pertinente. Por ejemplo, “los jugadores
deben superar una tirada de Voluntad (Disciplina) con un número objetivo
de 21 para no comprar la caja básica de Dragon Age en cuanto salga a la venta”.
Como
podréis advertir, el efecto de las concentraciones es bastante
sencillo: se suma un +2 a la correspondiente tirada de atributo. Aquí no
encontraréis un sistema de habilidades complejo y farragoso. Ni os
daremos páginas y páginas de reglas específicas para resolver centenares
de situaciones y casos especiales. Los sistemas de este tipo pueden ser
muy minuciosos y realistas, pero en mi opinión complican demasiado el
juego para los beneficios que aportan. Dragon Age: el juego de rol
parte de una filosofía distinta. Yo prefiero proporcionar al DJ un
conjunto de herramientas para que las aplique como considere oportuno al
sinfín de circunstancias que pueden darse en cada partida. Esto
significa que el DJ ha de evaluar la situación antes de hacer ninguna
tirada, y establecer un número fijo para tiradas básicas o asignar
modificadores a las tiradas enfrentadas. También existe otra opción, la
tirada avanzada, que puede usarse para medir los progresos de
actividades prolongadas como una investigación; pero no se utilizan tan a
menudo.
Muchas de las tiradas de Dragon Age tienen
resultados binarios; es decir, o se tiene éxito o se fracasa. Pero a
veces es importante determinar el grado de éxito de una acción, y ahí es
donde entra en juego el dado dragón. Este dado especial es una de las
principales características del juego, y os hablaré de sus aplicaciones
en otra ocasión. Por el momento basta con saber que al hacer una tirada
de atributo es preciso designar uno de los tres dados como “dado dragón”
(normalmente se utiliza uno de distinto color a los otros dos). Si la
tirada tiene éxito, el resultado obtenido en el dado dragón determina la
magnitud de dicho éxito. Así, sacar un 1 en este dado significa que la
acción se ha completado por los pelos, mientras que un 6 acarrea un
éxito espectacular. El dado dragón también es esencial para el sistema
de proezas del juego, pero eso ya lo detallaremos en otro diario de
diseño.
Pues en resumidas cuentas estos son los fundamentos básicos de Dragon Age: el juego de rol.
En mi próximo artículo hablaré del proceso de creación de personajes y
otras cosas de interés como los trasfondos, las clases y los talentos.
¡Ánimo, que ya queda menos para ver publicado este fantástico juego!
En Dragon Age,
el juego de rol de fantasía oscura, tus amigos y tú tomaréis el papel
de guerreros, magos y pícaros del mundo de Thedas e intentaréis haceros
un nombre en él derrotando a siniestros enemigos y superando
inimaginables peligros. Este juego de rol lleva a tu mesa de juego toda
la emoción del rico mundo de fantasía creado por BioWare para su popular
saga de videojuegos de Dragon Age. Es un juego a la vieja usanza, en el
que eres tú quien crea la historia y en el que tu creatividad lleva las
riendas de la acción.
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